La devoción a la humanidad de Cristo, a las llagas de Cristo, a Cristo crucificado, está en el humus de la espiritualidad franciscana desde sus orígenes en el siglo XIII, con Francisco y Clara de Asís.
En el cultivo de la oración mental, a lo largo de los siglos, la oración de la mañana versaba sobre la pasión de Cristo, recordando, pensando, reflexionando, orando y contemplando las distintas escenas.
Así se llegó al siglo XVIII con la gran figura de SAN LEONARDO DE PORTO MAURIZIO, 1676-1751, CONSIDERADO COMO EL FUNDADOR DEL VIACRUCIS Y EL PROPAGADOR DEL MISMO EN TODA LA IGLESIA CATÓLICA EXTENDIDA POR TODO EL MUNDO.
San Leonardo de Porto Maurizio supo armonizar en su vida contemplación y acción, silencio y recogimiento, meditación de los misterios de la vida de JC, seguimiento de Cristo pobre y crucificado a ejemplo de Francisco y Clara de Asís que ya enseñaba a las novicias a llorar las llagas de Cristo.
El viacrucis es un modo de oración profunda e intensa.
El viacrucis tiene una gran semejanza con la misa: el viacrucis es memoria, la eucaristía es memorial, acción que renueva, actualiza, hace presente, renueva la última cena, la pasión y muerte, sepultura y resurrección de NSJC. El viacrucis es una devoción, la eucaristía es un sacramento, la eucaristía celebrada, por bastantes cristianos con frecuencia, eucaristía celebrada, la gran oración de la Iglesia, y eucaristía adorada al exponer el Smo. Sacramento del altar o al rendirle adoración en el sagrario, en las visitas al Santísimo Sacramento del Saltar. Tan importante como para merecer que la Iglesia ha hecho un ritual para la adoración del Smo. fuera de la misa.
La vida espiritual, profunda, de los cristianos supone esfuerzo humano y gracia divina; Tiene unos elementos necesarios: renunciar al pecado, al orgullo, soberbia, altanería, autosuficiencia, renunciar al ego, relativizar los bienes de este mundo, solidaridad con los hermanos, ayuda abierta a los necesitados, los enfermos, los ancianos… El cristiano debe evitar, corregir, superar todo defecto y acoger la gracia, el mensaje del evangelio, las inspiraciones del ES.
San Leonardo de Porto Maurizio, consideraba la experiencia del viacrucis una “devota representación mental de aquel doloroso recorrido que el amoroso Jesús hizo desde el palacio del gobernador romano, Poncio Pilato, hasta el Calvario.”
El viacrucis es praxis meditativa y acción, con estaciones, etapas, punto de encuentro y lugar donde terminar. El viacrucis no puede prescindir de la unión concorde entre escena de la mente, de la imaginación y escena del cuerpo, típica de la teatralidad re-presentativa y no espectacular. Como las promovidas por los franciscanos: visión mental y acción corporal van con postura emotiva, palabra pensada, escenas imaginativas, memoria vivida, haciendo del devoto que participa, un “actor” “que actúa en primera persona bajo el techo de este mundo donde sucede el drama y la tragedia de nuestra salvación.
Es comprensible el paso del tiempo al llanto. Este tipo de teatralidad responsable y conformativa, Que nos conforma con Cristo, fue la clave característica de la dramaturgia franciscana durante siglos, hasta nuestros días, fascinados, atrapados, encandilados por Cristo pobre, humilde y crucificado. Una devoción cercana a las 40 Horas de adoración del Santísimo, del cuerpo de Cristo colocado en el santo sepulcro. Oración mental y vocal porque Dios ha sufrido por nosotros, pecadores y mortales; porque Cristo es nuestro redentor crucificado, nuestro libertador, pagando el precio de su sangre derramada en su pasión.
LA CONVERSIÓN, EL ARREPENTIMIENTO Y LA FE EN JESUCRISTO POBRE, HUMILDE Y CRUCIFICADO, EN EL EVANGELIO, ES NUESTRA RESPUESTA CRISTIANA Y EL AMBIENTE QUE RESPIRAMOS DESDE EL MIÉRCOLES DE CENIZA, TODA LA CUARESMA Y EL TRIDUO SACRO HASTA LA VIGILIA PASCUAL.
¿Qué significa conversión? Esperanza en Dios, abandono en manos de Dios, confianza absoluta en el Dios Trino y Uno, Padre, Hijo y ES. Cambiar de rumbo en nuestra vida alejada de Dios, en una sociedad postcristiana, pagana, atea, agnóstica, olvidada, indiferente con Dios u hostil a los valores religiosos…
Conversión es una exhortación a vivir la vida cristiana con fervor y alegría; ser respetuosos, misericordiosos, acogedores y solidarios con el prójimo. Quitar escrúpulos inútiles, que nos quitan la paz y la alegría y, por el contrario aplicarse a las virtudes, amar las virtudes.
El viacrucis es un ejercicio espiritual; escuela y camino de santidad en el seguimiento de Cristo.
Una invitación a contemplar, disfrutar las obras de Dios, el Dios verdadero, bueno, compasivo y misericordioso; a imitar y contemplar el amor, la caridad de Cristo; invitación a vivir con más ardor, más fervor, firmeza y alegría la vida cristiana, el camino de la santidad.
El viacrucis es una representación mental de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de nuestro amado JC.
- La metáfora del camino, o del viaje, del recorrido de la ciudad terrena a la ciudad del cielo, que nos recuerda que somos peregrinos y forasteros en este mundo. Idea espiritual que adoptan los caminos rituales, acostumbrados, como las procesiones, itinerarios de oración y de meditación. Tomando conciencia de que Cristo es el camino a seguir: con motivos de alegría y de dolor, un verdadero teatro del camino que nos performa, (transforma, conforma en Cristo) no busca la diversión, Hacemos como para ser como. Conmemorar la pasión de Cristo, en cuaresma sobre todo, para reparar nuestros pecados y los pecados del mundo infiel a Dios; para conformarnos con Cristo crucificado, humilde, paciente, algo que nos y transforma, conforma, configura, hace, causa, realiza lo que dice.
- Cristo nos dice aquí y ahora: “Convertíos, haced penitencia, creed en el evangelio, porque está cerca el Reino de Dios en c/u de nosotros y en nuestra sociedad, caminando hacia un mundo mejor, más humano, más fraterno y más feliz.
- Son escenas mentales, recordadas, en nuestra imaginación. Que nos invitan a poner de manifiesto los dolores físicos y espirituales de Cristo, las heridas, humillaciones, desnudez; a abandonar una vida alejada de Dios.
- Es un recorrido físico-espiritual, experiencial, en memoria de la realidad histórica de la vida de Cristo, en particular de su pasión, muerte y resurrección.
- Recorrido con conexiones culturales, con referencia a nuestra sociedad, tan alejada y tan necesitada de Dios, de valores humanos y evangélicos, que se debate entre la vida y la muerte, la felicidad y el sufrimiento, el progreso material y espiritual o el fracaso.
- La meta, la cumbre es el Calvario y la cruz: No deberíamos faltar a la asamblea cristiana el jueves santo, el viernes santo y la vigilia pascual del domingo de resurrección.
- Conmemoramos la pasión de Cristo aprisionado a traición en el Huerto de los olivos, llevado de un lugar a otro como un malhechor, sometido a burlas, tortura, despreciado, humillado públicamente.
- Es evidente el protagonismo de las mujeres en la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
- El modelo franciscano del camino es el viacrucis. El dolor, las escenas, se fue fijando lentamente en 14 estaciones, últimamente en 15, porque el final del camino, de Cristo y de la vida cristiana, es la resurrección.
- El viacrucis bien hecho mueve nuestros sentimientos y afectos.
- Hay movimiento, memoria, meditación, oración y contemplación, compasión.
- Tiene una finalidad devocional y catequética: expresa y educa nuestra fe, esperanza y caridad.
- Tiene un amplio compromiso popular. Recuerdo los viacrucis recorridos por todos los vecinos en pequeños pueblos de Tierra Estella… o en grandes ciudades, como Quito, Ecuador.
Objetivos:
- El viacrucis estaba expresamente destinado a “pensar y repensar las angustias y los tormentos despiadados que por amor nuestro sufrió JC”,
- Para que se conviertan nuestros corazones. Hacer el viacrucis equivalía a contemplar con “ternura de corazón” todas las torturas y dolores padecidos de Jesús de Nazaret. Dios ha sufrido por nuestros pecados.
- Imposible permanecer indiferentes, pasivos, ajenos, apáticos antes esta realidad desconcertante. La pasión de Cristo. Sus padecimientos físicos y morales por nuestros pecados, para regalarnos el perdón y asociarnos a su resurrección. La pasión de Cristo afecta a todo ser humano, especialmente a los cristianos porque por ellos es fuente de salvación y de vida. Ante este gesto de amor, la única respuesta válida consiste en ponerse en el lugar de Cristo, empatizar, ponernos en su lugar, y decidirnos a llevar nuestra cruz de cada día, “porque nosotros debemos amar mucho el amor de aquel que mucho nos ha amado (2C 196).
- Duración, según las circunstancias de cada comunidad cristiana: recorriendo el camino de la cruz;
- Clases: viacrucis por los caminos del mundo; viacrucis de pascua, de la Iglesia, juvenil, de madurez, de la ancianidad, de los que estuvieron o se encontraron con Jesucristo; Vía Crucis de nuestro tiempo, de la Iglesia.
- FInalidad: para meditar, para compadecer a JC, para dolernos de nuestros pecados, para mirar, observar y contemplar con deseo de imitar el amor, la paciencia, la humildad y la fortaleza de Cristo resucitado; el viacrucis de los pobres, de los emigrantes, .
- La pasión y el triunfo de Jesús se prolonga en nosotros y en la actualidad.
- Ejercicio piadoso de un gran valor, comparable a la exposición y la bendición con el Santísimo. Lo que cuenta es CRISTO POBRE, HUMILDE, CRUCIFICADO Y RESUCITADO. El viacrucis es un acto de fe, de esperanza y de amor a JC. Este es el sentido, el valor y la belleza del ejercicio piadoso del viacrucis, de raíces franciscanas y de ramas extendidas por toda la Iglesia del mundo entero.
“Si al oír esta pasión,
No se te ablanda el pecho,
prueba que estás condenado
o es tu corazón de hierro”